En una película inglesa de los años 90, un inglés "subió a una colina y bajó de una montaña": en este caso, un grupo de jóvenes que buscaban el sentido de la vida hallaron la verdad - su verdad - en este monte de Suiza. Y algunos de ellos cambiarían el curso de la historia. … Los habitantes de Ascona se acostumbraron pronto a estos excéntricos y simpáticos vecinos. Aunque uno de ellos los inquietaba, sobre todo a los niños: era Gusto Gräser, con su apariencia crística. … Gusto Gräser hubiera encajado perfectamente entre los participantes del Summer of Love. Y no solo por sus ideas. También por su aspecto: sandalias, pantalones desvaídos, pelo largo, barba. Solo le faltaba una guitarra. … En 120 años la transformación fue total, y en parte se debe a la presencia continua de intelectuales, utopistas y vanguardistas a lo largo del siglo XX. De Lenin a Hermann Hesse, el abanico fue amplio y puso al Monte Verità en el mapa de las revoluciones, la cultura, la música y la literatura de un siglo de enormes mutaciones. ... más ...
Pierre Dumas en LA NACION, Buenos Aires. 18 de Junio de 2020, 00:58
In deutsch:
In einem englischen Film der Neunzigerjahre stieg ein Engländer „auf einen Hügel und kam herunter von einem Berg“: in diesem Fall stieß eine Gruppe von jungen Menschen, die den Sinn des Lebens suchten, auf die Wahrheit – ihre Wahrheit - auf diesem Berg in der Schweiz. Und einige von ihnen veränderten den Lauf der Geschichte. … Die Einwohner von Ascona gewöhnten sich schnell an diese exzentrischen und sympathischen Nachbarn. Obwohl einer von ihnen sie beunruhigte, besonders die Kinder: Gusto Gräser, mit seiner christusartigen Erscheinung. … Gusto Gräser hätte perfekt zu den Teilnehmern des Summer of Love gepasst. Und nicht nur durch seine Ideen. Ebenso durch sein Aussehen: Sandalen, ausgebleichte Hosen, lange Haare, Bart. Ihm fehlte nur eine Gitarre. … Im Lauf von 120 Jahren hat sich ein totaler Wandel vollzogen, und zum Teil verdankt er sich der ständigen Gegenwart von Intellektuellen, Utopisten und Avantgardisten des zwanzigsten Jahrhunderts. Von Lenin bis Hesse gab es da eine breite Palette. Sie setzte den Monte Verità auf die Landkarte der Revolutionen, der Kultur, der Musik und der Literatur eines Jahrhunderts enormer Wandlungen.
LA NACION, Buenos Aires
PARA LA NACION
En el valle
del lago Maggiore, en la frontera entre Suiza e Italia, el agua compite con el
cielo para mostrar el azul más luminoso. A lo lejos,
dos manchitas que apenas se ven son las Islas Brissago: están todavía dentro de
la parte suiza del lago, pero tan cerca de Italia que un buen nadador podría
cambiar de país con solo tirarse al agua.
Montañas, lago, bosques, chalets: el paisaje es típicamente suizo y hasta
podría ser escenario de una propaganda de chocolates. Pero es bien real visto
desde la explanada frente al Museo Casa Anatta, sobre el Monte Verità. Este
nombre imponente -el Monte de la Verdad- designa a una colina que se yergue
detrás de la localidad suiza de Ascona y trae ecos de un prematuro hippismo
nacido a comienzos del siglo pasado.
La colina de la verdad que
cambió la historia
En una película inglesa de los años 90, un inglés "subió a una colina
y bajó de una montaña": en este caso, un grupo de jóvenes que buscaban el
sentido de la vida hallaron la verdad -su verdad- en este monte de Suiza. Y
algunos de ellos cambiarían el curso de la historia.
El lago Maggiore
Hasta fines del siglo XIX, la colina se llamaba Monescia y no tenía
pretensiones filosóficas: solo se la conocía localmente por una institución
religiosa. Pero todo cambió cuando llegaron los herederos ociosos de grandes
fortunas que querían cambiar el mundo. O por lo menos su mundo. Dejando las
veleidades revolucionarias a sus contemporáneos proletarios y anarquistas, su
camino pasaba más por la reflexión y la utopía, con algunas ideas nuevas
que los hippies y la generación beat harían conocer al gran público décadas más
tarde.
Los herederos ociosos
Este grupo de idealistas estaba conformado por el belga Henri Oedenkoven,
su novia alemana Ida Hoffmann, la hermana de ella Jenny y dos de sus amigos,
que ya habían escuchado hablar de este lugar de los Alpes destacado por su
microclima y por haber recibido a varias personalidades de su tiempo. El
grupo llegó a Ascona en 1900 y compró el monte: situado en la parte
italiana de la pequeña Suiza, era el lugar ideal para sus proyecto. Era un
refugio de libertades, al margen de los imperios totalitarios de Europa Central
-el prusiano de los Hohenzollern y el austríaco de los Habsburgo. Desde los
tiempos de Calvino, Suiza recibía gente e ideas por igual en el mismo marco de
tolerancia que le permitía funcionar con varias religiones, lenguas y culturas.
El cartel que mostraba el ingreso al Sanatorio Monte Veritá Gentileza Monteveritá - Archivo
Ascona había recibido al teórico del anarquismo Mijail Bakunin, unos años
antes de su muerte en Berna en 1876. Quizás se cruzó durante sus paseos a
orillas del lago Maggiore con el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, que
terminó de escribir su ensayo "El nacimiento de la tragedia en el espíritu
de la música" en el mismo pueblo, en 1871. El lugar era inspirador y eso
buscaba el grupo liderado por la pareja Oedenkoven-Hoffmann para fundar una
comunidad que pudiera vivir en armonía con la naturaleza, en plan de igualdad
absoluta y de manera autónoma.
Rumores de idealismo
La Ascona de hoy demuestra que no inspira a
todos de manera tan austera y rigurosa. El pequeño
puerto se convirtió en un balneario elegante y cosmopolita, una respuesta en
miniatura a la Riviera de las Cinque Terre o la Costa Azul. Las casas frente al
lago se transformaron en hoteles y restaurantes chic; la ciudad armó un
calendario de eventos cultos y mundanos en torno al jazz, la literatura, el
teatro, el polo y el cine, con el festival de Locarno. Ascona y Locarno son
vecinas y casi gemelas: las separa solamente el río Maggia que baja de las
montañas y desemboca en el lago, formando una pequeña llanura aluvional donde
se cultivan los campos de arroz más septentrionales del planeta.
El puerto de Ascona, hoy un Balneario de lujo
En 120 años la transformación fue total, y en parte se debe a la presencia continua de intelectuales, utopistas y
vanguardistas a lo largo del siglo XX. De Lenin a Hermann Hesse, el abanico fue
amplio y puso al Monte Verità en el mapa de las revoluciones, la cultura, la
música y la literatura de un siglo de enormes mutaciones.
Es cierto que sus fundadores llamaban la atención: eran "niños
bien" que lo habían dejado todo para vivir de manera rudimentaria,
vestidos con túnicas y produciendo ellos mismos sus alimentos. Los Oedenkoven
eran una dinastía de industriales y políticos de Amberes. El padre de Ida y
Jenny Hoffmann era socio de un complejo minero e Ida misma había enseñado el
piano a hijos de las noblezas imperiales de Rusia y de Austria. Los otros dos miembros del grupo
fundador del Monte Verità eran los hermanos Gräser. Karl había
sido oficial en el ejército austríaco y su hermano Gusto (Gustav) era un
idealista animado por las ideas de los Naturmensch y los Wandervogel, en busca
de mayor contacto con las raíces de la naturaleza.
El primer hippie
Henri Oedenkoven compró la colina de Monescia
por 140.000 francos. Una fortuna que estaba al
alcance del rico heredero. Para tranquilizar a su familia, incluyó un proyecto
de sanatorio dentro de los planes de la nueva comunidad, pero sus verdaderas
motivaciones eran alternativas al mundo sofisticado y opulento de su familia y
amigos.
La plantación de Té Archivo
Aunque lo veamos en sepia, era un mundo que ya tenía todos los gérmenes del
nuestro: empezaba la globalización con intercambios cada vez mayores entre las
regiones del mundo; los transportes y las informaciones eran cada vez más
rápidos; y el capitalismo reinaba de manera férrea sobre las economías que sufrían
periódicamente crisis financieras.
Para sus creadores el Monte Verità era una burbuja donde las ideas y los
ideales podían prevalecer sobre los valores de sus clases sociales. Algunas
fotos los muestran vestidos con túnicas de tela gruesamente cortada, haciendo
figuras de gimnasia y baile en comunidad o cultivando sus jardines. Su vida se
guiaba por las artes y sobre todo la música y la danza, el naturismo, el
vegetarianismo y -al menos según los rumores- el amor libre.
En las antípodas estaba la vida de los
pescadores del pueblo: no era tan lejano el tiempo
en que los campesinos suizos escapaban de la miseria emigrando a la Argentina
-donde fundaron colonias agrícolas en Santa Fe y Entre Ríos- en busca de un
futuro mejor. Sin embargo, los habitantes de Ascona se acostumbraron pronto a
estos excéntricos y simpáticos vecinos. Aunque uno de ellos los inquietaba,
sobre todo a los niños: era Gusto Gräser, con su apariencia crística.
Explanada de la vivienda Archivo
Sin duda era el más radical en la comunidad. Las fotos lo muestran con
barba larga, pies descalzos y ropa rudimentaria entre los brazos de Jenny
Hoffmann. Formaba parte del grupo Wandervogel (las aves migratorias), jóvenes
alemanes que buscaban un nuevo contacto con la naturaleza y rechazaba los
principios prusianos del imperio del Kaiser. Estos neorrománticos de fines del
siglo XIX se ramificaron en diversas corrientes. Algunos terminaron con los
nazis, mientras otros fueron los inspiradores de la Beat Generation, de los
Nature Boys (la rama norteamericana de los Naturmensch) y finalmente de los
hippies. Gusto Gräser hubiera encajado perfectamente entre los
participantes del Summer of Love. Y no solo por sus ideas. También por su
aspecto: sandalias, pantalones desvaídos, pelo largo, barba. Solo le faltaba
una guitarra.
Buscadores de verdad
Las cabañas de los primeros años se convirtieron
durante el siglo XX en un gran complejo de edificios que suman un museo, un centro de conferencias, un restaurante, una casa de té y un polo
cultural. No todo fue obra de Oedenkoven y su grupo, ya que los sucesivos
dueños fueron aportando lo suyo. Pero la Casa Anatta sí es obra de los
pioneros: hoy día es el principal museo y fue la base misma de la colonia.
La comunidad creció muy pronto y hubo que construir más casas: entre los
"buscadores de la verdad" hubo muchos nombres que marcaron la
historia y la cultura europea de principios del siglo XX: el educador Rudolf
Steiner, creador de la pedagogía Waldorf; el psicoanalista Otto Gross; o el
escritor Hermann Hesse. El monte también se recuerda como un laboratorio de
la danza moderna: Isadora Duncan, Rudolf Laban y Emile Jaques-Dalcroze
inventaron allí nuevos gestos y expresiones corporales.
¿Qué pasó con los fundadores?
Algunos se quedaron para siempre, como el médico Raphael Friedeberg, que
curaba gratis a la gente de la región. Se quedó incluso cuando Henri e Ida
se mudaron a España y luego a Brasil (fallecieron en San Pablo respectivamente
en 1935 y 1926). Los nuevos soñadores que compraron el lugar mantuvieron el
sanatorio, pero abandonaron el vegetarianismo.
La casa de los rusos Archivo
El complejo pertenece actualmente al cantón Ticino. El centro de
convenciones tiene acuerdos con la prestigiosa Escuela Politécnica Federal de
Zurich, mientras los museos, el parque y la casa de té están abiertos al
público para descubrir una larga pero cautivante historia que se podría
recordar por capítulos, como una serie: tras la primera temporada, que podría
llamarse Oedenkoven, vino la segunda, con varios artistas y entre ellos la
impresionista suizo-rusa Marianne von Werefkin. La tercera fue la del barón von
der Heydt, enfocada en la meditación, el yoga y deportes de élite como el
tenis. Fue el último dueño del complejo y lo vendió en 1964 al gobierno
cantonal.
Japón en los Alpes suizos
Subir hoy al Monte Verità es fácil, hasta hay
una parada de buses. Pero en 1900 apenas había
senderos. El entorno cambió. La vista también. Ascona y Locarno crecieron y los
barcos de pesca cedieron su amarras a lanchas deportivas. Sin embargo, quedaron
algunas vides y la misma sensación de perfección frente a las montañas que se
abren de par en par para dejar espacio al lago, el más grande de la región. No
es posible ver hasta tan lejos, pero su brazo llega casi hasta los primeros
suburbios de Milán.
Al principio del siglo XX la comunidad de Ascona ya inspiraba a los
Naturmenschen y la Lebensreform, los "hombres naturales"
en busca de la "reforma de la vida", y su fama había llegado hasta
Estados Unidos. Algunos visitantes del Monte migraron a California y
esparcieron las ideas de Oedenkoven y los hermanos Gräser: exaltación del
cuerpo, alimentación vegetariana, uniones libres, nudismo y medicinas
alternativas.
El arte reflejando la idea de vida
que se manifestaba en el Monte Verità Archivo
Al mismo tiempo, la comunidad iba creciendo y recibía a algunos visitantes
impensados, como recuerda una casa de madera y piedras dentro del parque: la
llaman la "casa dei russi", de los rusos, y porque recibió a
varios revolucionarios refugiados en Suiza tras el fallido intento de golpe de
1905. Entre ellos Lenin.
Otro hito es la Casa de Té, que recrea un enclave japonés dentro de
los Alpes. La construcción oriental está rodeada por una pequeña plantación de
Camellia sinensis y las infusiones que se sirven en el Monte Verità son
producidas in situ, con ceremonias tan auténticas como en Kioto.
Ida, Jenny, Karl, Gusto y Henri hubieran
apreciado la iniciativa, pero existe solo desde el año 2006. Las visitas terminan finalmente en una casa que custodia una gigantesca
obra del vanguardista Elisar von Kupffer: se llama "The Clear World of the
Blessed" y representa a un grupo de jóvenes parejas, desnudas, que viven
en armonía con la naturaleza en medio de unas montañas estilizadas. Es el final
del paseo y al mismo tiempo una síntesis ilustrada de la Lebensreform y de
los Naturmenschen. En otras palabras, del Monte de la Verdad